Imagina que de pequeño te dijeron que lo normal es tener el cabello lacio, pero tú naciste con el cabello chino y por esta razón la gente te señala y te rechaza; peor aún, a pesar de lo capaz que eres, te es difícil encontrar un trabajo y de pronto, automáticamente, dejas de tener los mismos derechos de los demás en materia de salud o cuestiones legales. Entonces tu solución es alaciarte el cabello todos los días y fingir que eres lacio de nacimiento, pero vives con el miedo latente a ser descubierto y dejar de ser visto como un ser humano, igual que todos… ¿Te parece ridículo? Pues, eso ocurre de manera cotidiana con gran parte de la población LGBTTTI.
Estamos en pleno siglo XXI y a pesar de los esfuerzos y avances en materia de no discriminación a las personas del colectivo LGBTTTI en México y el mundo, aún hay muchas personas que desafortunadamente aún viven “en el closet”.
Estar en el closet es una frase que se utiliza para referirse a las personas que ocultan su orientación o su identidad sexual. Las causas pueden ser muchas, una de las más comunes es el temor a no ser aceptado por tener una orientación sexual distinta a la normalizada por la sociedad. La homofobia, el rechazo y el poco respeto a los derechos de la comunidad LGBTTTI pueden provocar que gays, lesbianas, bisexuales y personas trans se oculten, sintiendo temor constante a ser descubiertos, dejando de vivir su vida, para vivir aquella que los demás esperan.
Ocultar quienes somos y tratar de encajar en el ideal de persona de otros puede llegar a provocar una gran avalancha de sentimientos como autorechazo, depresión, rencor, miedo, enojo. Vivir en una mentira no es sano, ni física ni emocionalmente. Es cierto que hay un largo camino por recorrer como sociedad, pero el primer paso para salir del closet es la autoaceptación, un proceso que se puede llevar sólo o con la ayuda de un profesional; debemos aprender a amarnos y sentirnos orgullosos de quienes somos,.
El ser humano es libre de ser, de expresarse como quiera, vestirse como más cómo se sienta. Tenemos la libertad de amar a otra persona, sea o no de nuestro mismo género. Salir del clóset es una elección personal, pero la vida es muy bonita como para vivirla encerrados ¿o no?