Cuando la gente habla de BDSM, por lo general hay reacciones tipo: “Ay no, esas cosas no son para mi, a quien le va a estar gustando que le peguen…”, pero qué tal el alboroto cuando aparecieron las Cincuenta Sombras de Grey. Es más ¿alguna vez has mordido un labio o dado una nalgada durante el sexo? ¿Has disfrutado que te arañen la espalda o un jalón de cabello mientras tienes un orgasmo? Déjame decirte que estás teniendo coqueteos con el BDSM.
BDSM es un acrónimo que engloba 3 prácticas sexuales relacionadas a la obtención del placer a través de juegos de roles consensuados, donde el hilo conductor es la relación de poder de uno sobre el otro y puede incluir estímulos dolorosos. Y si no tienes ni idea de a qué me estoy refiriendo, vayamos paso a paso, quizá hasta te atrevas a explorar este universo erótico alternativo.
Bondage y Disciplina
Aquí el objetivo es atar. Todo lo que implique esposas, cuerdas, corbatas, correas o cualquier cosa con lo que puedas hacer nudos; va desde lo más simple hasta técnicas casi artísticas como el Shibari. Pueden ser sólo ataduras o acompañarlas con juegos de Disciplina, donde uno inmovilizará al otro como parte de un castigo por haberse “portado mal”, los roles pueden ser tan variados como tu imaginación te permita: Policía – Ladrón, Amo – Mascota, Héroe – Villano, Psiquiatra – Paciente.
Dominación y Sumisión
“Ella le da cita a las 8 pm, puntual, él debe llegar bañado, sin loción, usar una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados, pantalón negro, sin zapatos ni ropa interior porque así es como le gusta a Ella. Él debe ser disciplinado si quiere mantener feliz a su dueña.” ¿Imaginas? es un ejemplo de relación erótica entre una Dominatrix y un Sumiso. El Amo adiestra a su dócil y disciplinado subyugado. Uno manda, otro obedece. El diferenciador aquí es que a veces ni siquiera es necesario que haya contacto físico entre las partes, el elemento principal es el poder psicológico, la capacidad de anular la voluntad del sumiso frente a los deseos de su poseedor.
SadoMasoquismo
Látigos, pinzas, mordazas, cera caliente, en fin, todo lo que se te ocurra para castigar físicamente a una persona. La humillación y el dolor son el plato principal en esta práctica, es la más conocida gracias al Marqués de Sade. Al Sádico le gusta infringir dolor, al Masoquista le excita recibirlo. Ojo, no se trata de lastimar a la otra persona, es llegar a los límites donde el dolor y el placer se funden en uno sólo.
Dentro del BDSM hay dos cosas básicas:
- El lema de estas prácticas es: “Sano, Seguro y Consensuado”. Significa que nada se hace si la otra persona no está de acuerdo, NO es NO siempre. Los juegos o actividades que pongan en riesgo la vida o la seguridad física de la persona quedan vetadas. Y si durante la práctica uno de los dos se arrepiente se vale parar, por eso se recomienda acordar una Palabra de Seguridad, se recomienda no utilizar frases que uno dice mientras se encuentra en el clímax o enrolado en el juego, algo más neutral y significativo como los colores del semáforo.
- El After Care es un espacio vital posterior a la sesión, puede durar minutos o semanas. Si finalidad es “volverte a la normalidad”, los involucrados pueden hablar de sus emociones, sensaciones, planear siguientes encuentros viendo qué funcionó o qué no… en fin, se trata de reconectar contigo y vincularte con la otra persona sabiendo que es un ser en quien puedes confiar.
El BDSM no es un pretexto para que saques al golpeador que tienes dentro, ni para alimentar tus traumas, si se opta por elegir algunas de las prácticas por las razones equivocadas, a la larga puede generar un problema. Si tienes el interés de conocerlo a fondo y necesitas una guía puedes buscar sitios como Calabozo México, el Instituto Mexicano del Shibari o una asesoría con tu sexóloga favorita.