¿Alguna vez te has excitado imaginando una escena sexual donde haces cosas fuera de lo común? Las fantasías sexuales son imágenes mentales relacionadas con el erotismo “prohibido”, aquello que rompe las reglas preestablecidas. Nuestro cerebro puede llevarnos a situaciones pocas veces nos atrevemos a hacer realidad.
¿Te gustaría saber cuáles son las más comunes? Pues para poder darte a conocer el ranking, analizamos una encuesta realizada por la Asociación Mexicana para la Salud Sexual y otra difundida por Illicit Encounters, el sitio web líder en citas en Reino Unido. Estos fueron los resultados
- Sexo en lugares públicos. No importa cual siempre y cuando sea fuera de su casa.
- Hacer un trío o participar en una orgía. El chiste es más de dos para que haya variedad.
- Juegos de dominación. El arte del bondage.
- Ver a tu pareja tener sexo con otra persona. Calladito y sin participar.
- Sexo casual con desconocidos. Personas que sólo veras una vez.
- Sexo con personas del mismo sexo. Esto teniendo en cuenta que se es heterosexual.
- Juego de roles. Disfrazarse y actuar un papel determinado antes y durante el acto sexual.
- Juegos swingers, en otras palabras, hacer intercambios de pareja.
- Recibir sexo oral. ¿Es en serio? Esto no debería ser una fantasía sino una realidad cotidiana.
- Sexo en la cocina. ¡Por favor! Que tener sexo fuera de la cama sea parte de tu dinámica.
Fantasear es una de las formas más sanas para dar rienda suelta a nuestra imaginación, ya que en ocasiones hay cosas que nos excitan o nos gustan, pero por miedo o pudor no las llevamos a cabo. De modo que, si en tu cabeza hay una idea sexual dando vueltas, no la reprimas, nuestro cerebro es el órgano más poderoso para obtener placer.
Ahora bien, si es algo realizable y algún día te decides, toma las precauciones necesarias para que la experiencia sea placentera. Se vale compartirlo con tu pareja si es que estás en una relación, quizá sea más divertido planearlo juntos. Y recuerda que cuando se habla de sexo hay dos reglas que nunca debes olvidar. Primera: Todo debe ser consensuado. Nada se hace si alguno no está de acuerdo. Y segunda: ¡Cuídate! La protección no sólo anticonceptiva, reduce riesgos de enfermedades de transmisión sexual.