La sexualidad es una de las áreas más importantes en nuestra vida y vivirla plenamente nos beneficia tanto física como emocionalmente. Por lo general, cuando nos enfrentamos a situaciones de incertidumbre
Tomar la decisión de asistir a una terapia de este tipo, significa que has dado un gran paso y trabajarás de la mano de un profesional para enfrentar los problemas que tengas en este capítulo de tu vida.
Una de las preguntas que surgen con mayor frecuencia es ¿debo tomar terapia sexual de forma individual o con mi pareja? Y la respuesta es… depende de las razones y los objetivos.
Si el problema que te está afectando tiene un origen relacionado a tus creencias, miedos, inseguridades o traumas personales, significa que es una cuestión que debes trabajar por ti y para ti. Recuerda que una de las claves para que una relación funcione en todos los aspectos es que estés bien contigo para poder compartir tu ser con la otra persona.
Por otro lado, si el problema es que al momento de tener relaciones sexuales con tu pareja se ha “perdido la magia” comparada con aquella primera vez; si ha dejado de ser satisfactorio o ha disminuido el deseo; si ha ocurrido algún evento que podría interpretarse como un trauma sexual o afectivo que afecta el vínculo que se tenía o, simplemente, les gustaría explorar otros rubros para fortalecer su relación y mejorar su calidad sexual, lo ideal es que vayan juntos.
En cualquiera de los casos es importante que tengas en mente que la terapia no resuelve las cosas de un día a otro. La Terapia Sexual requiere constancia y compromiso de todas las partes, terapeuta incluido. Para que funcione, hay que trabajar. Realizar los ejercicios de autonocimiento que se te indiquen, quizá haya tareas.
Será necesario confiar en tu psicólogo y desinhibirte. Hablar sin pena. Sea cual sea la razón por la que acudes a terapia nunca sientas que tu terapeuta te juzgará. Ten siempre presente que su labor es trabajar contigo para que el sexo sea pleno y satisfactorio en todos los sentidos.
